Sólo Dios... Cuánto cuesta llegar a comprender y a vivir esas palabras, pero una vez que el alma se ha percatado de que es de Dios, posesión de Dios; de que Jesús vive en ella, a pesar de sus miserias y flaquezas... Una vez abiertos los ojos a la luz de la fe y de la esperanza. Una vez comprendida la razón de vivir, y que vivir es para Dios y sólo para Él, nada hay en el mundo capaz de turbar al alma, y aún la ansiosa espera del que no poseyendo nada lo espera todo, se hace serena. Una paz inmensa llena el corazón del que sólo es para Dios, y paz sólo la posee el que sólo a Dios desea...
¡Sólo Dios! ¡Qué dulce es vivir así!... Nadie en el mundo escucha con paciencia las locuras que se pueden ocurrir al que vislumbrando un poquito la grandeza de Dios, se atonta, y dando de lado la nada y vanidad de las cosas de la tierra, se le ocurra gritar: necios, insensatos..., ¿qué buscáis? Daros prisa..., sólo Dios, ¿qué hay fuera de Él?
¿Cómo es posible que nos podamos ocupar en tantas cosas, en reír, en llorar, en hablar, en discutir y, en cambio, para Dios nada?
¡Sólo Dios! ¡Qué dulce es vivir así!... Nadie en el mundo escucha con paciencia las locuras que se pueden ocurrir al que vislumbrando un poquito la grandeza de Dios, se atonta, y dando de lado la nada y vanidad de las cosas de la tierra, se le ocurra gritar: necios, insensatos..., ¿qué buscáis? Daros prisa..., sólo Dios, ¿qué hay fuera de Él?
¿Cómo es posible que nos podamos ocupar en tantas cosas, en reír, en llorar, en hablar, en discutir y, en cambio, para Dios nada?
Sant Rafael Arnáiz Barón
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